martes, 11 de mayo de 2010

Historia

Inventado en 1938 por los hermanos húngaros, Laszlo Biro y George Biro.

La historia cuenta que Laszlo estaba molesto por los trastornos que le ocasionaba su pluma fuente cuando ésta se le atascaba en medio de un reportaje y que obtuvo la idea de su invento observando a unos niños mientras jugaban con bolitas en la calle. En algún momento, una de ellas atravesó un charco y al salir siguió trazando una línea de agua sobre la superficie seca de la calle. La dificultad de trasladar ese mecanismo a un instrumento de escritura residía entonces en la imposibilidad para desarrollar esferas de un tamaño suficientemente pequeño. Con esta idea Biro patentó en Hungria, en 1938, bajo licencia británica, un prototipo. Pero nunca se llegó a comercializar.

En 1940 Laszlo, junto a su hermano mayor, y a su socio y amigo Meyne, quien le ayudara a escapar de la persecución nazi, emigraron a la Argentina, donde adquirirían la nacionalidad de ese país. La principal razón por la que habían elegido ese destino fue que en 1938, Agustin Pedro Justo, quien era Presidente de la Nación, lo había invitado a radicarse en la Argentina cuando de casualidad lo conoció en momentos en que Biro estaba en Yugoslavia haciendo notas para un periódico húngaro. Agustín Justo lo vio escribiendo con un prototipo del bolígrafo y maravillado por esa forma de escribir se puso a charlar con él. Biro le habló de la dificultad para conseguir una visa y Justo, que no le había dicho quien era, le dio una tarjeta con su nombre y su ocupación: Presidente de la Nación.

El 10 de junio formaron la compañía Biro-Meyne-Biro. En un garaje con 40 operarios y con un bajo presupuesto perfeccionaron su invento y lo lanzaron al mercado bajo el nombre comercial de Birome (Acrónimo formado por la unión de Biro y Meyne). Al principio los modelos eran sumamente costosos, compitiendo en precio casi con la Parker 51, la estilográfica más costosa en ese momento. Existían varios modelos: dorado, con camisa de oro sellado, de plata, platil, etc. Pero la variante "estudiantil" fue la que obtuvo numerosos premios en el mundo y por ser más económica se puso al alcance del público. Inicialmente, existía el problema que la recarga de tinta debía ser hecha por especialistas, lo que era incómodo y antieconómico. Casi inmediatamente lanzaron el "tanque deslizante", que permitía extraer el tanque vacío desde la puntera y reponerlo con uno nuevo.

Cuando comenzaron a promocionarse se les llamaba esferográfica, nombre patentado, y se hacía hincapié en que siempre estaba cargada, secaba en el acto, permitía hacer copias con papel carbónico, era única para la aviación y su tinta era indeleble. Al respecto, en su última entrevista antes de fallecer, Biro afirmó: "Mi «juguete» dejó 36 millones de dólares en el tesoro argentino, dinero que el país ganó vendiendo productos no de la tierra sino del cerebro".

En 1943 licenció su invento en la entonces extraordinaria suma de USD 2.000.000 al fabricante de instrumentos de escritura Eversharp, de los Estados Unidos, que fue adquirida a su vez por Parker Pen, la que instaló su planta de la Argentina y sus oficinas comerciales en las que ocupaba Birome y en 1951 a Marcel Bich, de Francia. Este último desarrolló, bajo la marca BIC, un bolígrafo de bajo costo que contribuyó enormemente a la popularización del invento.

En 1945 la Fuerza Aerea de los Estados Unidos hizo un pedido de 20.000 unidades. Biro no había patentado su invento en Estados Unidos, lo que provocó fuerte competencia. En el mismo año Milton Reynolds desarrolló su propio modelo, y Franz Seech inventó la tinta que seca en contacto con el aire, conocida comercialmente como paper mate.

La sociedad formada por Biro y sus socios quebró, aquejada por falta de financiación y por nuevos inventos que no tuvieron éxito comercial. Un antiguo proveedor, Francisco Barcelloni, independientemente de los desarrollos de Bich, intentó entusiasmar a Biro para fabricar un bolígrafo de bajo costo. No logró convencerlo y se instaló por su cuenta; mejoró el flujo de tinta y ensayó una bolilla de triple dureza. Posteriormente, Barcelloni contrató a Biro para la dirección de la nueva fábrica, cuyo nombre era Sylvapen.

Entre otros inventos Biro diseñó un perfumero usando el mismo principio que el bolígrafo. Más tarde, con el mismo principio se crearon los desodorantes a bolilla o roll-on.

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